El siguiente relato ganó el 1er. Lugar (Relato de Oro) en el concurso “ARMA UNA HISTORIA BASADA EN UNA IMAGEN” de la comunidad de Google+ ALMAS DE BIBLIOTECAS Y CINES. ¡Gracias por sus votos!
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No puedo negar que cuando
escuché a esa hermosa chica hablar con tanta vehemencia del tema no pude evitar
soltar una carcajada, después de todo, razoné que era lógico que una rubia
cabeza hueca creyera en semejantes cuentos. Aquello no era más que una leyenda
urbana y yo hasta inventaba mis propias versiones solo para fastidiar. Lo que
más risa me daba, era el adjetivo cliché y ridículo con que bautizaron al
protagonista de aquellos rumores: La Devoradora.
Ya eran cerca de las cinco de
aquella tarde anegada y gris cuando salí de la facultad aprovechando un escampado; maldije por no haber traído los botines y con paso ligero me
dirigí a la parada atravesando un pequeño parque mientras tarareaba el tema “Maneater” de Hall & Oates. Mis pisadas resonaban con profundos ecos y una
brisa helada comenzó a trepar viscosa por mis extremidades buscado envolverme, noté
que el ambiente se hacía pesado y un zumbido empezó a abrumar mis sentidos.
Pensé que tenía un ataque de hipoglucemia y miré a mi alrededor preocupado, buscando
ayuda, pero estaba solo. El malestar fue en aumento, creciendo como un
siniestro tsunami devastador que arrasaba con mis fuerzas y mi conciencia. Caí
de rodillas al piso boqueando, respirando con dificultad y me ahogaba inevitablemente,
aunque tragara el aire con desespero; una sensación horrorosa me aplastó
mientras mi mente se vaciaba y experimentaba con pavor que la vida se me disolvía.
Un rictus deforme metamorfoseó mi rostro mientras acres arcadas reventaban mi
esófago, corrompiéndolo. Entre estertores y sacudidas inhumanas levanté mi
mirada vidriosa y pude ver un ser deforme que se acercaba a mí, gateando de
manera grotesca y espeluznante; su rostro sin facciones era un nauseabundo agujero
negro que me succionaba ávido. En el paroxismo terminal de mi devastación, pude
escuchar un horrísono alarido cavernoso e infernal que me llenó de espanto: «¡Soy
Grabber, somos legión y te atormentaremos!».
En el calado suelo de aquel
triste parque solo quedaron mis zapatos, mientras una sombra sobrecogedora se proyecta
de ellos hacia el abismo como lamento final de aquello que fui. Ahora yo acecho
entre sombras… esperándote, incrédula víctima… para absorberte entre martirios y
corroer tu cuerpo... ¡Ahora
soy Grabber, somos legión y te atormentaremos!
Legión - CC by-nc-nd 4.0 - A. Gaudionlux
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