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AJENJO

Imagen oscura de un caballero demoníaco y aterrador con espada en mano y unas bestias acompañándolo.

El ambiente se enrarece al impregnarse de humo y cenizas
Haciéndose agobiante y caliginoso
La suela de mis negras botas pisa el suelo estéril y agrietado
Pulverizando cráneos descarnados y cascarones vacíos de conciencia
Mi presencia se hace latente y el cielo obscurece
Mi capucha se agita ante el viento tormentoso
Y mi capa ondea siniestra
Soy el innombrable, la calamidad primigenia, el habitante antiguo
Degeneradas sectas me han rendido sangriento culto
También cretinos fanáticos y sin criterio propio me han adorado
Mientras yo vomito indiferencia y mis carcajadas resuenan huecas

Ante la ignorancia que carcome sus indigentes y grises almas;
Yo enajeno las mentes de los que me invocan
Hasta Lovecraft y Poe destilaron tinta en mi nombre después de yo persuadirlos.

Soy el caos, la muerte y el principio del fin
Soy el alfa del exterminio y el omega de la vida
Aunque puedo ser lo que quiera
Soy lo que soy y nada más;
Puedo asumir ser como el yin
Porque igual soy uno de los lados de la moneda
La luz me necesita, así como el bien
Ya que sin mí el equilibrio cósmico se precipitaría en la nada
Soy un mal necesario
La mano izquierda del que ustedes llaman Altísimo
Aunque Él me niegue y me aborrezca…
Mi densa aura repta abriendo el arca de la locura
Atavío a Pandora con velos impregnados de mi espesa saliva
y la envío luego a seducir a los estúpidos infieles
Las tinieblas me preceden
Mi espada arranca alaridos de las gargantas que cercena
Los jinetes del apocalipsis son mis crueles vasallos
La peste y la plaga mis hijas, por nombrar algunas
Mi sonrisa es cadavérica
Y mis ojos, umbrosas cuencas vacías
No sé si porque perdí la poca humanidad que tenía
O porque la humanidad se pierde en mí.

Mis fosas exhalan un negro humo que disuelve el aire
Por el magma voraz que corroe mi pecho
Mis oponentes tiemblan con solo oír mis pasos
Porque saben que Hades los recibirá pronto en las puertas del averno
Reyes audaces y temerarios héroes
Han sucumbido de horror ante mí
La inmaculada sangre del Cordero que te expía
Yo la infecto con la mía
Si no me temes no me importa
Me da igual lo que pienses, pobre y banal criatura
Ya veré con sorna
Tu pasmosa cara de terror cuando me tengas frente a ti
Danzando siniestramente mi espada cerca de tu sudoroso pescuezo.

Soy el silencio y la sombra
Soy la bestia que aúlla junto a los lobos
El halo que sofoca a la luna
El jinete de la trompeta maldita
Así como está maldita mi existencia
Así como queda maldito todo lo que bese
con mis inertes labios húmedos de negruzca sangre
Por más que trates de imaginarme
no darás ni una pizca con mi verdadera esencia
Aunque juntes todos los males
No podrás abarcar mi real dimensión
Soy el que camina solo
Soy el que cierra el Armagedón
Ni siquiera intentes buscar mi nombre
Porque es impronunciable por lengua humana
Y hasta los mismos demonios tiemblan al oírlo
No te afanes, mortal criatura
No corras, ni te escondas
Tú, que estás ahí…
que en algún momento nos encontraremos
para saldar las cuentas pendientes.



Imagen de un ser siniestro, encapuchado, pareciera la muerte sisteniendo una lanza, con el ocaso de fondo.

Ajenjo - CC by-nc-nd 4.0 - A. Gaudionlux



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