Aunque la habitación estaba a medio iluminar, el hombre podía ver con claridad la fantástica y seductora figura de aquella hermosa mujer que bailaba voluptuosa para él, la música envolvente y acompasada se expresaba en los sensuales movimientos de su cuerpo semidesnudo y apetitoso, por lo que a pesar de estar esposado a la cama, ya era notable la excitación de la que él era presa. Empezó a sonar «Sadeness» de Enigma cuando ella se acercó, con paso cimbreante y premeditado, para inclinarse sobre él y lamer poco a poco desde su pecho hasta su pubis enardecido, para luego tomar delicadamente su rigidez y dedicarle ardientes mimos.
«Cum angelis et pueris, fideles inveniamur…», entonaba en ese momento el coro de voces que recitaba la letanía del cántico de Enigma.
La música sonaba rítmica, impregnando el ambiente de lujuria y el hombre gemía con cada bocado que le prodigaba la hambrienta hembra, que devoraba con avidez arrebatadora su dureza palpitante. Ella seguía el ritmo y lo cambiaba a su antojo, prodigándole a su amante intensas sensaciones que lo hacían perder la razón y temblar de placer. Su boca era una cálida y húmeda vaina donde aquella enhiesta espada entraba y salía haciéndolo tocar el cielo con delicia… haciéndolo entrecerrar involuntariamente los ojos de goce y deleite. El erotismo y la sensualidad de la mujer no tenían comparación, el hombre estaba siendo engullido por una diosa libidinosa como antes nunca.
«Sade, dis-moi, Sade, donnes-moi…»

«Sade, dis-moi, ¿pourquoi l'évangile du mal?, ¿quelle est ta religion, où sont tes fidèles?...»
El hombre empezó a mover frenéticamente sus caderas mientras jadeaba descontrolado, la hembra se enfrascaba en su propia lucha contra aquel erguido mástil que manaba efluvios mezclados con su saliva. Ella aceleró el ritmo y su boca lo atrapó de manera mortal, exquisita, convirtiéndose en un apretado y suculento tornado que lo succionaba todo.
«Sade, dis-moi, (hosanna…)»
Ya en el clímax, el hombre no pudo alargar por más tiempo la divina agonía donde se sentía desfallecer de gozo, mientras seguía siendo estimulado de aquella fenomenal manera y, sin poder contenerse más, dejó salir intensa y profusamente su cálida simiente la cual ella recibió por completo, fascinada… y estaba a punto de degustarla cuando al parecer, recordó algo que la hizo volver en sí, por lo que al terminar de vaciar por completo a su amante, salió con prisa de la habitación.
«In nomine Christie, amen…»
El hombre, aun estremecido y con la respiración entrecortada por el reptante placer que todavía lo embargaba, rió de manera burlona. Seguramente la chica debió ir al baño a escupirlo todo, «bueno, era normal, no a todas les gusta tragarlo», pensó. El tema de Enigma había terminado y empezaba a sonar «I Just Want To Make Love To You» cantado por Etta James. Él se relajó a gusto y aun sonriente se dejó llevar por el letargo mientras esperaba a que la chica volviese a soltarle las esposas.
La hermosa mujer se dirigió con prisa a una puerta al fondo del pasillo. Cuando entró, una atmósfera cargada de alargados velos de blanco humo de sahumerios la recibió y, con paso ceremonial, caminó hacia el caldero ubicado en el centro de la pequeña habitación, en cuyo interior hervía y borbollaba un líquido violáceo y denso. Ella escupió dentro todo el contenido que guardaba en su boca y el extraño brebaje cambió a color púrpura. Luego se encaminó hacia un atril de metal donde un apergaminado y viejo libro estaba abierto mostrando lo que podrían ser instrucciones escritas en un lenguaje misterioso y oscuro. La mujer pasó con coquetería la uña de su dedo índice por una de las líneas y leyó con voz cavernosa:
- Y finalmente, el hígado de un hombre «recién ordeñado», que deberá ser extraído mientras el inmolado esté despierto y vivo…
La bella y voluptuosa arpía tomó un afilado cuchillo y se dirigió con paso sensual y seductor a la habitación donde aguardaba su víctima esposada, mientras las notas de «I Just Want To Make Love To You» todavía llenaban el lugar.
Al poco rato, los agónicos alaridos y estertores de un hombre se dejaron escuchar pobremente, opacados por el volumen de la estimulante música, donde Etta James entonaba:
«All I want to do is make your bread
just to make sure you´re well fed
I don’t want you sad and blue
and I just wanna make love to you»*
just to make sure you´re well fed
I don’t want you sad and blue
and I just wanna make love to you»*
*(Todo lo que quiero es darte de comer, sólo para asegurarme de que estés bien alimentado, no quiero que estés triste y apagado y sólo quiero hacerte el amor)
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Assassin_by Ryan Downing |
Fórmula profana - CC by-nc-nd 4.0 - A. Gaudionlux
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